GENTES,
COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PUEBLOS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE TIERRAS
CASTELLONENSES:
Por JUAN EMILIO
PRADES BEL.
EL MANANTIAL
DE LA TIMBA, EN EL RÍO CUEVAS-SAN MIGUEL, ALCALÀ DE XIVERT.
ESCRIBE: JUAN
EMILIO PRADES BEL.
INTRODUCCIÓN: La
timba es el nombre que recibe un manantial perenne, por donde afloran aguas
subterráneas visibles sobre el mismo lecho del río Cuevas o río Segarra o San
Miguel, se localiza el manantial a la altura de la ermita de San Miguel
Arcángel, estando a menos de 400 metros de distancia de dicha capilla, la
cual bendice y rebautiza este tramo del
cauce a su paso como río San Miguel y le presta su nombre desde este su lugar
de encuentro, y desde “El Estret del Riu” donde entra el río en el término de
Alcalà de Xivert , hasta su feliz encuentro con el mar Mediterráneo en el delta de
Capicorb, en un recorrido de unos nueve kilómetros.
EXPOSICIÓN: El
manantial se encuentra en un extremo del
cauce del río, pegado junto a la ribera izquierda del río y por debajo del
talud de conglomerados fosilizados durante la era Cenozoica que registra erosión y regresión por el impacto de las
aguas torrenciales golpeando en el meandro que se forma en este margen
izquierdo de la rambla, la fuente es una salida natural de aguas subterráneas
brotando directamente y libremente desde el lecho del río, el manantial se
contempla en las siguientes coordenadas: WGS84 Latitud 40º 16' 12´73” N y
Longitud 0º 11' 46´55” E.
Hasta
la implantación de los cultivos de cítricos en estas latitudes, este manantial
durante todo el siglo XX, siempre aportaba y vertía un caudal ecológico al río
para beneficio de la fauna silvestre y
fue siempre un referente seguro como abrevadero de los ganados y rebaños
de la zona (pastores: Amador Prades Domenech, Paco Año, Manolo Loriente,
Vicente Loriente, Juan Tomás García, Antonio García, ...), y siempre corrían
aguas sobrantes río abajo , la proliferación de sondeos y prospecciones con la
consiguiente perforación de pozos en las tierras de los alrededores en busca de
minas de agua y pozos artesianos para consumo de las grandes plantaciones de
cítricos, esta actividad junto a la progresiva sequía ha hecho mermar y
disminuir el nivel freático de este acuífero subterráneo, bajando el nivel de
este manantial más de un metro comparado con la década de los años setenta del
pasado siglo XX, en que no existían los cítricos. La profundidad a la que se
encuentra el nivel freático varía de acuerdo con la pluviosidad y otros factores,
entre ellos el volumen de agua extraído por los hombres, en la actualidad el
manantial se encuentra oculto, su nivel freático se encuentra por debajo del
suelo de la rambla -1,30 m., por lo que para que afloren las aguas para un bien
faunístico, hace necesario para su beneficio hacer un canal o acequia o una
rasa con retro-excavadora levantando el lecho de cantos rodados del río,
rebajando el nivel del suelo para que aflore y se estanque el agua naciente.
La zona en que se halla el manantial es una
zona de riguroso secano, por lo tanto, este manantial era de vital importancia
biológica para residir y habitar la zona, tanto para animales salvajes como
para las personas.
Históricamente el manantial de la Timba fue
el hito catapultador, y motivo decisivo para el asentamiento humano permanente
y la confluencia de viales itinerantes históricos en esta zona ya existentes en
la época ibérica, romana, islámica, andalusí, cristiana, morisca, moderna y
contemporánea.
La presencia humana en la zona es visible
desde la Edad del Hierro, con un paso y el encuentro en las inmediaciones de
dos viales o caminos romanos con presencia de tres fragmentos de ánfora romana
itálica junto con cerámica ibérica, en época islámica el asentamiento de
población es masificado por toda la zona con la proliferación de alquerías
aisladas que ocupaban laderas y baldíos dedicándose sus habitantes a la
agricultura y ganadería, en esta época fue construido el castillo de Tauranza,
mezquita, norias, caminos, alquerías, aljubs, pozos, bancales, aterrazamientos,
corrales, casas, y perviven los dos antiguos viales existentes desde la época
romana.
El documento oficial más importante para
dilucidar la vida emergida que giraba al alrededor de las posibilidades de
habitad que ofrecían las aguas freáticas del manantial de la Timba y en donde
se citan expresamente el uso de las aguas es en la Carta Puebla de los
asentamientos Castellnou y Almedixer que se firmó un 18 de febrero del año 1262
en que la Milicia del Temple conceden a Bartomeu Amorós para que repoblase
dicho lugar, los vasallos que inicialmente estaban comprometidos fueron veinte seis
súbditos pobladores con sus familias, que labraron, conrearon y mimaron estas
tierras.
“Sin
duda un lugar, una tierra y un manantial con tintes mitológicos y matices
épicos”.
Juan Emilio Prades Bel, en Torreblanca a
26 de julio de 2011
Festividad de Santa Ana y San Joaquín.
BIBLIOGRAFIA:
Juan E.Prades
Bel: “El manantial de la Timba”. Publicación Tossal Gros nº138, página 57-58,
2011.
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Manantial de la Timba. |
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Manantial de La Timba. |